Hoy le tomé la delantera a los primeros rayos de sol, quise atrapar el rosa que se iba difuminando lentamente en el horizonte y guardarlo con primor en mis retinas.
Quiero sacar el jugo al día, gota a gota y decirle a la impotencia que me embarga, que me deje y que se vaya.
Parece haberse instalado en un rincón de mi alma y hace que me domine una tristeza almibarada.No me conviene andar tan despacio por la vida y dejar pasar un amanecer tras otro.
No me gusta mucho lo que siento estos días, porque me cuesta aceptar que la vida se consume lentamente y no puedo hacer nada por prender una llamita de sonrisas, en un corazón que sufre.
Quisiera darle parte de la mía, recordar tantos bellos momentos que vi un día, cuando la miraba sonriendo.
Pero no puedo, ni ella puede, no podemos.
Es la vida y es la muerte que nos llama y no queremos ir a su encuentro.
Sufres, sufro, sufrimos juntas y por separado, cuando piensas de nuevo, cuando recordamos todo.Menos que tú, yo.
Más tú, mucho mas que yo.
Te desesperas, preguntándote porqué a ti, porqué no a otra, mientras los demás evitan llorar delante tuya.
Perdiste lentamente la salud y miraste hacia otro lado, porque no tenías tiempo de cuidarte.
No podías, no sabías o no quisiste.
Ya no importa, ahora hay que coger las riendas entre todos, vencer uno a uno todos los inconvenientes y vivir intensamente.
Ya no podrás cumplir muchos sueños que se quedaron esperando en la antesala de tu vida, lo sé, lo sabes.
Hay que vivir el presente, desde el amanecer a la noche.
Hay esperanzas, muchas y vamos a buscarlas y a ganar la batalla al feroz enemigo que invade tu garganta.
Hay miedo, todo.
El mío a perderte, el tuyo a la muerte.
Lucharemos todos junto a ti y contigo cada uno de los días.
Pondrás todo de tu parte, sin vencerte, te toca sacar esa mujer fuerte que fuiste un día.
Aunque no sepas que me dueles, aunque tengas mucho miedo ahora, vencerás.
Tormentas a lo largo de la vida hay muchas, pero el sol majestuoso vuelve a brillar entre las nubes, siempre.