Una voz seca y ronca preguntó al otro lado del auricular si era ella la esposa de Leo y ella asintió con un hilo de voz. Su corazón estaba latiendo muy deprisa, estaba nerviosa y el guardia no le dio muchos detalles, sólo que debía personarse en una dirección a la máxima brevedad.
Se vistió con rapidez y la asistenta vino enseguida para quedarse con los niños, que jugaban a tirarse almohadones, ignorantes de lo que aún nadie conocía.
La mente de Irene no entendía nada. Mil preguntas quedaron sin respuesta en su mente, sólo repetía una y otra vez la dirección de donde tenía que ir, mientras el taxista le llevaba con suma rapidez, tal como ella le indicara cuando tomó el vehículo.
Tenía una mezcla de sensaciones, entre miedo, angustia y ganas de llorar, pero trató de calmarse, para enfrentar la situación con serenidad, fuera la que fuese.
Algo le había pasado a su marido, no sabía qué podía ser, pero ese aviso era un muy mal indicio.
Se sentía frágil como una niña, sin una información que le diera una pista, pero presentía que la conducta de días atrás de Leo, podría ser la responsable de todo.
Conforme llegaba empezó a entender que había pasado, había dos ambulancias aparcadas en el arcén de la carretera, una detrás de la otra. El coche de la policía, cruzado en medio de la carretera, había cortado el tráfico y un agente de la guardia civil dirigía el tráfico.
Unas señales de una frenada de unos neumáticos se veían claramente en el suelo y temió lo peor.
El suelo estaba encharcado con un líquido aceitoso y los guardarraíles retorcidos daban cuenta de que un turismo había chocado contra ellos y los había partido.
El mismo agente que la había localizado por teléfono, se identificó a Irene y ella sobrecogida le preguntó entre lágrimas qué pasaba.
Él le dijo que, al parecer el dueño del coche y su acompañante circulaban a una velocidad excesiva y perdieron el dominio del coche, saliéndose de la carretera y acabando en un precipicio, del que trataban de rescatarlos desde hacía unas horas.
Irene preguntó muy alterada, dónde estaba el coche y sobretodo qué había pasado con su marido, quería verlo y suplicaba por caridad que le dijeran dónde estaba.
El agente quiso tranquilizarla y le notificó que Leo estaba siendo asistido dentro de la ambulancia y que la mujer había fallecido hacía unos minutos.
Le indicó que estaba dentro de la primera ambulancia, con médicos que trataban de reanimarle y le conminó a esperar con paciencia a que ellos le informaran de su estado de salud.
Preguntó por la mujer, quiso saber quien era y pidió verla y el agente la llevó para que la identificara Irene.
Era una mujer muy joven, con unas ropas vulgares y extremadas y tenía un corte profundo en la garganta, debajo de las gasas, que posiblemente no pudieron cortar. Estaba muerta.
Su marido Leo, ¡con aquella mujer ...una de las tantas con las que se divertía a sus espaldas!.
Leo conducía a gran velocidad, bajo los efectos del alcohol y posiblemente algo se cruzó en su camino, perdió el control y acabó estrellándose en aquel barranco.
Al poco rato, salieron los médicos de la ambulancia y con gesto triste le dijeron a Irene que se había hecho todo lo posible por su vida, pero que lamentablemente había fallecido.
Irene recibió un mazazo dolorosísimo en su ánimo. Le dieron la peor noticia que jamás imaginara:
Su marido ... estaba muerto.
Continuará ...
Permitaseme por aqui hacer un comentario ligero sobre los dos anteriores capitulos ya que por causas ajenas a mi voluntad no he podido entrar.La llegade de Irene a su ciudad ha significado el encontrarse con su realidad mas cruda.Solo paliada por el encuentro con los niños con sus abrazos y sus besos, así como la cordialidad de Flora, la asistenta. No así con su esposo cuyo encuentro frio y distante la sume en un mundo de rabia,impotencia,salvado por la serenidad y entereza de Ïrene. El olor a alcohol y a perfume vulgar le daba idea de que hacía su esposo y el saberlo le desesperaba pues no tenía fuerzas para hablar claro ya que ella había hecho lo mismo Traicionarlo. Cuando una mujer enamorada de su esposo se encuentra en esa tesitura procura por todos los medios salvar esa situación por muy insostenible que sea.Podrá perdomar pero olvidar eso no lo hará nunca. Ellas (a mi entender ) no se rigen por los mismos parámetros que nosotros. A la mas minima sospecha empieza a recoplilar hasta el mas minimo detalle.Atándo cada cabo por pequeño que sea, hasta que adquiere la certeza de que nada ni nadie podrá rebatir sus argumento. Piensa en el hombre de Holanda. En esa semana maravillosa llena de ternura y afecto donde vivió momentos innenarrables producto quizás de la falta de de cariño y por lad frialdad de su esposo. Ahora en Irene existe una dualidad: el decirle a su esposo que es lo que pasa y a su vez confesarle su aventura con Samuel o callar y dejar pasar como si nada ocurriera y en esa tesitura recibe la terrible noticia que su esposo ha fallecido en un acidente de tráfico en compañía de una mujer.Situación inesperada que rompe todos los esquemas hasta ahora de su cabeza. Es una voticia brutal por todo lo que ello conlleva. Inés como siempre el relato maerivilloso, llevado de una manera magistral a la vez de deliciosa
ResponderEliminarLa historia ha tomado un giro inesperado y trágico.
ResponderEliminarNo dejas de sorprendernos.
¿Que vendrá despues?
Saludos.
Salvador
Ella al menos tenía la certeza previa de que el marido la engañaba. Imagino esa situación que tan bien nos has narrado en una que no tuviera ni idea.
ResponderEliminarBesos
Ya nos estamos acercando a una conclusión final que intuyo y no quiero desvelar. Anuncié a grito abierto que esto pasaría. Era de esperar, literaria y socialmente hablando. Es una necesidad desarrollar así la historia que está, como podríamos decir, predestinada a un final ajustado a la realidad y a la necesidad de la escritora y de los lectores.
ResponderEliminarPoco es el comentario que ya me cabe realizar. Solo interesarme por la salud de la esposa de Samuel en su terminal enfermedad.
A ver la sigueite entrega...
Inés
ResponderEliminarGracias por tu bello comentario en mi blog...
Besos, Scarlet2807