4.12.13

* Catarsis *



Justo aquí, con el eco de todo lo anterior, es tiempo de proponerme cosas nuevas.
Quiero tener metas distintas, las pasadas están conclusas con buenos resultados y voy cerrando esa puerta al pasado reciente.
Creo que es la hora,  esa que me apetece, no quiero que coincida con campanadas impuestas, ni las burbujas del champán del próximo brindis navideño.
Vengo o vuelvo...no sé, de una etapa de meditar sosegadamente cada paso que dí, cada mañana que viví y los sueños que rondaban mi cabeza.
No es mi deseo hacer aquí una lista de victorias personales , ni de fracasos almibarados, no me apetece.
Pero algo cambió en mi interior hace un tiempo y tuve que acomodarme al nuevo paso en la senda de mi vida.

Mi catarsis me está gustando, amaneció lentamente en mis adentros y fue invadiéndome hasta completar mi propio ciclo.
Sé que me hago más inaccesible en este medio, sé que mi prioridad siempre fue no convencer a nadie de nada.
Escribo porque me gusta, cuando puedo, cuando tengo algo que decir, aunque me cuesta, no lo niego y no persigo medallas, ni halagos vanos.

Quien me conoció, me supo y quien me condenó injustamente, perdió su tiempo.
Poco o nada me importan los juicios gratuitos de personas que presumen de ser dueñas de la verdad.

La vida, en este tiempo que no estuve, ha corrido veloz para mí y me encuentro en un punto de vivir y ver otros horizontes.
Mis pasos me conducen por los caminos del afecto, imprescindible en el  alimento de mi alma.
Las veredas de la lealtad y la dedicación armónica a mis intereses familiares, son el referente que guía mi vida.
No quiero mezclarme con aires viciados , ni  con personas que contaminan mis días y sonrisas.
Tengo esperanzas, proyectos y sueños, en mi mochila presente.

Tengo buen ánimo, motivos suficientes y propósitos preciosos.






23.11.13

* Yong Fang *



Hay algo que me ronda por la cabeza, hace días, semanas y por más que busco respuestas, mis preguntas no encuentran el camino, para tratar de encajar las piezas del puzle y abandonar la empresa.

Toda España, incluso más allá de ella, nos hemos estremecido con el trágico final de Asunta, la niña de rasgos orientales.
No podemos juzgar aunque nos muramos de ganas,  ni en silencio todavía, a la que se empeñó en ser su madre, para darle una vida mejor.

El tiempo, ese en el que la ley inclina el fiel de su  balanza, en uno u otro sentido llega lentamente a su final.

Y se hará justicia, ¿pero justicia para quien?.

No me cabe en la cabeza que alguien que decidió en su día adoptar, acabara con su vida, por el mero hecho de que "le molestaba su presencia" .
Hubiera sido mejor  y más valiente haber devuelto a la niña a Menores, confesando el error de la adopción.
Tampoco es tan extraño y hay constancia de adoptantes que recularon, famosos y anónimos.

Me pregunto una y mil veces, qué pudo pasar en la cabeza de esa madre amantísima, como para llegar a aborrecerla de tal modo y tomarse la justicia por su mano.
Y cómo su padre colaboró necesariamente con la locura de la madre, planeada paso a paso por los dos.

Asunta no debió ser un juguete de temporada. Nunca.
Era una niña inocente, con muchas ilusiones, era niña y aprendía y estudiaba a una velocidad exponencial, con el afán de agradar y ser amada, todas las materias que sus padres decidían.

No lo entenderé nunca.
Ni al padre, ni a la madre, por cierto, dos personas cultas y acomodadas y sean cuales fueren sus macabras razones, el puzle de mi lógica sigue desordenado.

Cuantos más detalles sé del espeluznante asesinato, más pena y ternura siento por aquella niña.

¡Qué sola e impotente se debió sentir en su final!.

Asunta que nunca será mayor, no le dejaron serlo, porque sus padres decidieron que un sueño mortal solucionaba su problema y su vida.

Donde quiera que estés,  Asunta Yong Fang, descansa en paz, princesa.



 

21.11.13

* Tiempo *



Ha pasado tiempo, lo sé... lo sabemos todos.
Para mí, para vosotros y para los que no me conocen.
Tiempo de reflexión sin melancolías, de murria en el alma a veces, de hastío otras.
Tiempo de descanso elegido en este rincón tan especial para mí, sabedora de que se puede ir y volver, sin que nadie te reproche nada.

Decidí que un silencio llevaba tiempo esperando en la puerta de mis decisiones y esta vez tuve que escucharle.
Perdí las ganas de expresarme, se acabó el origen de la música que había escogido con tanto mimo y ya no era lo mismo.
Me desanimé y perdí las musas por ahí.
Nunca es lo mismo que era entonces, ahora lo sé, simplemente es otra etapa nueva o distinta en el blog y en mi caminar sin pies, entre cables y letras.
Ni siquiera sé si se olvidaron de asomarse aquí o se aburrieron de no verme.
En cualquier caso yo he vuelto y os espero.

Es tiempo de renovarse, de sonreír por detrás de los ojos, de observar más y de cuestionar menos.

He estado bien todo este tiempo, siempre digo que soy muy afortunada en cuanto a los afectos y la salud, con lo cual, no hay motivo de preocupaciones, ni aquí, ni allí.

Tengo frío en las manos ahora mismo y mis pensamientos han de despertar del letargo que eligieron allá por Enero.

Agradezco todos y cada uno de vosotr@s, los comentarios que dejasteis con cariño y os propongo reencontrarnos aquí, en este precioso Otoño que tanto me gusta.





 

23.1.13

* Nubes *




De un tiempo a esta parte las cosas no van bien para muchos.
El ambiente está enrarecido y acaba influyendo en el ánimo, si se le permite que asole las sonrisas.
No hay que ser adivina para entender que la etapa que estamos pasando, nos afecta más allá de lo debido. Nadie esperaba que todo se complicara tanto, pocos creíamos que la esperanza se volviera incertidumbre.
Queremos recuperar aquel tiempo de bonanza a toda costa, pasear por la vida sin preocupaciones y que todo esté en su sitio, como entonces.
Nos aferramos a recuerdos dulces que siguen en duermevela en nuestra memoria. Últimamente se hacen más presentes y nos complace despertarlos .
Vivimos con prisa, dormimos inquietos, cerramos los ojos al presente que trata de amargarnos el día y las nubes que tanto nos evocaban, van y vienen deslizándose por el cielo.
Ellas siguen ahí, adoptando formas a capricho, mientras deshilachan con picardía sus alas en el azul del cielo, entre tú y yo.
A veces se alían para dominar su color, se vuelven grises y aburridas. Protestan juntas y acaban la pelea derramando sus lágrimas en silencio, extenuadas por la batalla.

Hace frío, en el cielo y en la vida y hay que reaccionar y resistirse, como mejor podamos.
Se trata de enfrentar con alegría los malos tiempos y seguir hacia delante, sin miedo.
Hay muchos signos sencillos que dejamos pasar por alto que pueden devolvernos ese ánimo que a veces perdemos.
La calidez del sol en nuestra piel vuelve a venir cada día a decirnos que estamos vivos.
El aroma de café recién hecho nos hace parar unos instantes y nos apetece paladearlo en una taza.
Buscamos palabras amables al oído cuando vamos caminando por la calle y aguzamos el oído con disimulo si oímos carcajadas cerca.
Y pensamos al escucharlas, o al menos yo lo pienso, en que esa persona tiene alegría interior y la transmite sin vergüenza.

Me encanta la gente risueña, positiva y de risa fácil.
La que tiene un rictus serio, la que cuenta poco, la que siempre protesta de todo, me gusta mucho menos.
Adoro bromear con hechos cotidianos  con la gente que me importa.
Me encanta provocar una sonrisa imaginando situaciones cómicas y arrancar una sola carcajada en un corazón que me dice que se cansa de la vida, es mi cometido.

Quise y quiero ser positiva en tiempos de cambio, pretendo mimar mis amistades y conservarlas a mi lado.
Sé que toca esforzarnos, más y más y seguir con lo puesto, en la senda de la vida.

Sé, puedo y quiero.


21.1.13

* Onomástica *




Atrás quedaron los sonidos de zambomba y panderetas, coreados por voces angelicales, invitándonos a canturrear mientras comprábamos aquí y allá.
Lazos de colores, papeles brillantes para envolver ilusiones, prisas, siempre prisas y el ánimo de acertar con el regalo que elegimos como mejor, entre todos los demás.
Días de pensar en mejorar el talante con el año venidero, horas de hablar un poco menos y escuchar un tanto más.
Quedó rezagado  el año viejo en el recuerdo de cada uno, para unos impregnado en miel y para otros tantos con sabor a veneno, a pesar de la miel y almendras que ronroneando por los dulces navideños.
Se fueron las guirnaldas coloridas a sus cajas, se guardaron querubines dorados y las bolas navideñas, salpicadas de purpurina, duermen ya en sus cajas de cartón y papel arrugado, hasta mejor ocasión.
Comenzamos un año, un mes, una forma de vivir a la fuerza más austera y con la resignación de los tiempos que nos tocan.
Podemos, debemos y queremos caminar sin tantas florituras en el paso de la vida.
Necesitamos hacer de cada día una jornada especial, para no caer en el hastío que se afana en hospedarse en nuestra alma.

Hoy es mi onomástica virtual, Inés  y es uno de esos días especiales que tengo marcados en el almanaque con un circulito de colores.
Adopté ese nombre en honor de Dª Inés de Castro, en su día  me encantó leer su historia de amor y sufrimientos con Don Pedro I. Fue reina coronada con todos los honores, después de su muerte.


Y ... hoy luce un sol perezoso, mientras las nubes insisten en inundar el azul que pinta mi horizonte, justo delante de mis ojos.