La lectura de Pulgarcito, Apolino Tarúguez, Facundo da la vuelta al mundo, Rue Percebe, Los casos del inspector Ojal, Zipi y Zape, Pepe Gotera y Otilio y muchos más.
Aquellos famosos Tebeos que nos acompañaron en nuestra niñez, reflejaban muy acertadamente ciertos perfiles de ciudadanos de a pié, no tan distintos a la de ahora. Los leíamos con agrado y siempre había alguien que respondía a estas características tan peculiares.
Blasa, portera de su casa era la voraz chismosa, que aireaba trapos poco limpios de algún vecino del edificio donde se suponía que prestaba sus servicios.
Poco o nada debía limpiar Blasa, la portera dicharachera, porque se pasaba el día espiando sin ningún rubor al personal que subía y bajaba de los pisos, para luego soltar a bocajarro las falacias que a ella le convenía desperdigar, creando un ambiente nefasto entre los vecinos.
Daba como auténticas noticias que, siendo falsas adornaba con todo lujo de detalles para ser más creíble.
Como si ella, la portera Blasa hubiera estado presente en el lugar de los hechos, en el instante preciso que habían sucedido.
Nunca estuvo, claro está, pero repetía sin cesar: ¡¡Es cierto, yo lo viií!!.
Nada más lejos de la realidad.
La vida de "Blasa" era el chisme y su difamación gratuita, ejercida por puro aburrimiento, le convencía de que era temida, por quienes le prestaban atención ingenuamente, dudando si había algo de verdad en sus absurdas y maquiavélicas mentiras.
Hay muchas "Blasas" en la vida, ignorantes, palurdas y maleducadas, que se dedican a levantar bulos, en busca de un absurdo placer personal, fruto de su vida estéril y aburrida.
Está claro que es la envidia al personal lo que les hace ser así y tratan de perfeccionar su personaje incoherente, para resultar algo creíbles.
Tienen una inmadurez mental manifiesta, aderezada con una baja autoestima que esconden, queriendo hacernos creer que son personas cultas y con una vida feliz y acomodada.
No son nada originales, su expresión es pobre y sin ninguna preparación cultural.
Toman como propias, las frases de las personas a las que envidian y su ataque es continuo, sin escrúpulos y con el ánimo de ser las reinas del cotarro.
Me pregunté tiempo atrás si estas personas, estas "Blasas" tan esperpénticas tuvieron alguna vez corazón, si había algo bueno en su fondo, pero concluí que no, son así, son malas personas.
Mienten, maquinan constantemente vidas y actitudes de sus envidiadas, para dañar su reputación.
Cuentan todo mal y al revés.
Van de buenas, de justas y de cabales, pero son serpientes con su veneno, se arrastran por el fango de su impudicia y su único fin es ser el centro de la conversación.
Son muy cobardes y ante cualquier petición de pruebas se retiran a su agujero, con excusas irrisorias a todas luces.
Son así, como pécoras, mientras interpretan su sainete necesario y tienen público que las jalee.
Cuando su " función " acaba, vuelven a su cruda realidad, solas y sin gente que les aprecie, porque son antisociales.
No hay vuelta de hoja.
** A una "Blasa" que me lee a escondidas, desde su portería. **