4.12.14

* Mi yo ausente *



Parece que desaparecimos de puntillas, incluso de nosotros mismos, de aquellos tiempos, para aparecer en otros escenarios en los que nos reclaman o simplemente en los que nos sentimos cómodos.
Pensamos con cierta languidez que hemos cambiado o que nos han hecho cambiar, pero tampoco nos va mal es este yo que se refleja en el espejo.
Más canas, menos tiempo libre, para no hacer nada de nada, que es lo que me gusta.
 
Y días que pasan a una velocidad increíble, acabando por agotar el año, pensar con ilusión en el siguiente y  preguntarnos con qué nos va a sorprender.
 
Amaneceres dispares, ocasos ocres y dorados que cubren la noche de estrellas, cuando las nubes se olvidan de llorar.

No escribo, me pasa lo que a muchos que lo dejaron, se me fueron las ganas poco a poco, las ideas no surgían, la ilusión se desvaneció pausadamente y un día se me olvidó pensar en escribir y no lo lamento en absoluto.
 
Dicen que todo tiene principio y fin y quizá tienen razón.
 
Me tranquiliza que mi rincón permanece todavía y de tarde en tarde releo algún escrito como una simple espectadora de mí misma.
Los motivos  de dejar este blog en silencio, ni yo misma los sé.
 
Todo está en el sitio que debe estar, estoy y me encuentro bien.
Ahora sueño menos y vivo más la vida que quiero vivir, disfrutándola a cada instante.
 
Espérame si quieres y... si decides no volver, también te esperaré.
 
 
 
 
 

29.1.14

* Alto y claro *





Que no hable de ti por ahí y por aquí, o que preserve el amor que te profeso, es mi elección desde que llegaste a mi vida.

Mis  palabras tiernas se acomodan detrás de mis ojos y nadie más que sabes su significado y con eso nos basta.

Tu voz es un bálsamo para mis días inquietos, cuando estoy cansada de la vida.

Los consejos que me das son sabios, ejemplares y me ayudan a encontrar la solución exacta a mis zozobras.

Tu ejemplo de vida ha dejado una estela hermosa tras la senda, por donde has ido caminando.

Tu bondad, tu buen hacer, tu templanza, tus principios y tu amor son para mí lección de vida.

No pudimos haberlo hecho mejor, cuando me viste y te vi y decidimos no separarnos nunca más.
¡¡¡Tantos años ya, desde aquella tarde de otoño!!!.
Parece que fue ayer, querido mío, el tiempo voló veloz para los dos, aunque eso ya lo habíamos hablado, ¿ recuerdas ?.
En aquel paseo te dije: "Pasará el tiempo y me veo contigo de la mano, cuando seamos viejitos".

Ese tiempo está a la vuelta de la esquina, esperándonos y seguimos con nuestro amor sereno, que es sólo nuestro.

Y para quienes dudan, desde su ignorancia, su envidia y su distancia te digo que te quiero y que te adoro.

¡Queda dicho, alto y claro!.