20.11.12

* Máscara *





Te presiento y sé cuando vienes, lo supe siempre, aunque no inmediatamente, porque no me preocupa, ni el día, ni la hora de tus visitas.
Puedes entrar, opinar, aunque nunca lo harás, no tienes ese valor del que alardeas tanto ante la gente.
Me lees, me consta y dejas tu señal inequívoca de que eres tú y no otra persona.
Piensas en lo que escribo y sacudes tu cabeza incrédula, con tus juicios tan particulares y errados sobre mí.
No me afecta  tu sarcasmo, comentando con quien tú sabes mis escritos, con esa sabiduría postiza que no te pertenece.
En el fondo sé que me admiras y mucho, aunque no lo reconozcas y lo niegues, porque vuelves una y otra vez a mi rincón, donde mis letras se quedan impresas.
Tu curiosidad te puede, te mata y te hace volver.
No debo ser tan mala persona como pregonas, ¿ no crees?.

Sabemos como somos, nos conocemos bastante, pero sólo hay un juez en esta historia de desencuentros y no soy yo. Eres tú.
Tengo una ventaja importante sobre ti y es la indiferencia, yo no sufro nada, tú sí.
Yo no te odio, no sé de ese sentimiento que corroe el alma, tú lo llevas en tu corazón, si lo tuviste alguna vez, desde siempre.
No formas parte de mi vida, ni de mis amistades, nunca podrías, aunque trataras de cambiar finalmente.

Yo me gusto mucho, me encanto tal cual soy y no tengo que demostrar continuamente mi valía ante nadie y menos en este medio.
No me disfrazo en público con togas, ni birretes invisibles, ni tengo un dedo acusatorio, siempre reprobando a los demás, para conseguir un prestigio que no vale nada a la luz del día.
No enarbolo bandera alguna en pos de un discurso de justicia y buenas maneras,  que exiges a los demás y del que careces.
Adoleces de la humildad  y del corazón necesarios como para aplicar esos valores que refocilas a diario.
Es imposible que en la ruindad interior puedan nacer buenos sentimientos para con los demás, aunque no me importa nada, es tu vida y tú la desperdicias, como me consta.

Pensé en que eras inteligente, sin embargo, tras tu máscara de piedra, no hay nada. Me equivoqué al valorarte en un principio y pensar que valías la pena.
Sé que vendrás, sé que leerás, aquí te espero, como siempre.
No tengo nada que ocultar, como siempre.

Ten un buen día si puedes, yo seguro que tendré uno brillante, mirando al sol y a la vida de frente, como siempre hice.

Escribo por el solo placer de escribir, para mí sola, sin ninguna finalidad de dinero, prestigio o publicidad. Mis frases son aventuras de la vida y no recojo otras flores que las metáforas.






 

8.11.12

* Ausencias *






No me riñas porque me ausento más allá de lo debido.
No te entristezcas si te falto y me precisas, para saber por donde ando.
No pienses si me callo, que cosas malas que pudieron sucederme.
No lo hagas, no hace falta.
No es así, no te preocupes.

Cuando las palabras se van de viaje y se niegan a quedar para un baile acompasado, la magia de la pluma desaparece y el silencio se hace dueño de la situación.
No es decisión propia no continuar lo que empecé, simplemente es que no se me ocurre nada y mi mente está en otra parte, feliz y acomodada.
La vida tiene estos inconvenientes o quizá sean ventajas y nos trae y nos lleva a su antojo por sendas que no planeamos.
Un día dejó de apetecerme pararme a escribir, no sé en qué momento fue, pero pasó así.
Mi motivación no reaparece, por más que me riño suavemente y me obligo a hacerlo "mañana", ese día pasa, junto con varios o muchos y no me pesa, lo confieso.

Siento si te he fallado, porque te cansaste de venir y no leer nada nuevo.
No puedo prometerte cambiar, volver a menudo con mi pluma de ternura y ser la que fui, porque he cambiado, he crecido y troqué mis sueños por mis realidades.

Me gusta donde y como estoy ahora, con mis silencios y mis ausencias.

Nos leemos a la próxima, si te parece, entre ausencia y ausencia.

 

* Renacimiento *




Vivía en un nido de plácida ternura, de mimos, de besos dulces y un día sin pensarlo me asomé  a tu vida.
Me miré en tus ojos cansados y no me vi reflejada, no quise hacerlo, te hallé a ti en plenitud.
Pude palpar tu tristeza rodando en tus lágrimas perladas y tu baja voz,  se llenaba de suspiros, por una vida que se fue y no volverá.
Te escuché, sin devolverte mis palabras, agarrando tus manos con las mías y vi cuan vulnerable eras y lo injusto de todo esto.
Cuando se tiene todo, no se sabe que el corazón se puede quebrar cuando menos se espera y duele.
Te arrancaron tu mitad de cuajo y tuviste que seguir viviendo, roto por la pena.
Sé que tu dolor ahora es tenue, que pasó tiempo de tu quebranto, que estás mejor.
Sé que otros ojos muy azules, hacen que los tuyos sonrían, cuando os reís juntos, cantando canciones infantiles.
Cambiaste esa amargura y esas lágrimas por esperanzas y proyectos, contando las horas para la próxima vez de volar en busca de los tuyos.
Supiste amigo, encontrarte, rescatarte y saber que la vida te devolvería muchas alegrías.
Lo merecías.
Te compensó con creces  por tu bondad y dedicación, por tus rectos principios y por un corazón tan generoso con los tuyos.
Desde la distancia del tiempo y el espacio contemplo tus éxitos y tu felicidad.
Hay que ser práctico, inteligente y renacer, mejor y distinto siendo el mismo, tal y como tú lo hiciste.

Ahora ya lo sé y eso me hace muy feliz.