25.11.10

* Salmorejo, contigo *

(19 de junio de 2010)


Tomates maduros.
Como mis labios cuando te buscan cada amanecer o a media tarde.
Aceite de oliva.
Como la suavidad de tus manos, al acariciar mis hombros o mi semblante.
Pan del día de ayer.
Alimento de tu deseo, cuando te alías en el mío.
Sal de mesa.
Donde comemos, sin mirar el reloj, mientras me explicas tu jornada, con mis manos en las tuyas.
Vinagre de vino tinto.
Como el brindis de lo nuestro, cada día, cada instante alzando la copa, con caricias llenas de ternura.
Dos dientes de ajo, que le dan ese punto picante, similiar a tu mirada, cuando te embobas conmigo y me reclamas, mimoso.
Agua tibia y cristalina, como tus primeros besos, en mis labios que te citan.
Batir los tomates, desprovistos de su piel, tal y como tú, que te entregas como eres.
Añadir el pan humedecido, como tu lengua almibarada, cuando buscas la mía, a tu apetencia.
Los dos ajos picaditos, como los susurros que colocas en mis oídos , cuando me tienes, cuando me amas.
Una pizca generosa de sal, como es tu voz cuando me llamas, con cualquier excusa en mi mañana.
Un vaso generoso de aceite, como esos abrazos eternos, sin prisas que nos damos, a cualquier hora y sin motivo.
Un toque a gusto, de vinagre, para aderezar y ensalzar el sabor, como tú lo hiciste al llegar a mi vida, de improviso.
Batir generosamente hasta que sea un liquido ligeramente espeso.
Probar de sabor, por si hay que rectificar de sal, como cuando te noto serio, pruebo a saber qué te pasa, hasta que sonríes en mi regazo,
Verterlo en un bol y ponerlo a enfriar unas horas, como tú enfrías tus problemas, mientras te beso.
Acompañar de huevo duro y jamón picaditos.
Compañero de mi vida, mi amigo, mi confidente, mi amor y mi destino.
Consumir a cualquier hora.
Cuando tengamos hambre, en cualquier sitio y a cualquier hora.
Porque contigo mi vida, debe saber exquisito, el salmorejo que, con amor, yo te haría.

18.11.10

* Carta desde el cielo *

¿Pero tenemos memoria Inesperada?.
Nada ha de ser como se deseó porque el corazón tiene razones que la razón desconoce.
Es así, porque instalados en el libre albedrío, la vida te lleva y la vida te trae, te sopesa y te intuye, te inunda y te invade y ya no puedes hacer nada...ya estás indefensa ante las circunstancias tan desprovistas de abalorios y tan cargadas de emociones.
Tu corazón, niña de los sueños, sólo obedece a los impulsos de la sensación, sólo se abre para dar paso al momento sublime (¿sin interrupción?), tan alejado ya de las menudencias humanas que trastabillan en el regazo de esa memoria que dices: atrapada en el juguete de los sentimientos no buscados pero presentes que aparecieron de manera gradual en la vorágine de una vida clara.
Y si acompasamos el baile a las letras y si leemos los renglones de los atriles, y si miramos los soles y las lunas, nos encontraremos donde nacen los sueños, más allá del mar y de las montañas.
Y él te encontrará y llegará la mar a tu galera, porque sabes esperar las ausencias pintadas de colores agrietados y chillones.
Y los sentimientos afloran y se enorgullecen, liberados de pena, reales como los pétalos de esa rosa naranja de tu espera.
Cada corazón, ya lo sabes Inesperada, late al compás de los tiempos y de las florituras engalanadas, del material que se construyen los sueños no tan dispares, no tan remotos pero ausentes.
Hay un tiempo para cada cosa, Inesperada, y veo que está llegando el momento de los hechos, la concatenación firme de las voluntades oprimidas y enjauladas: la libertad necesaria para persuadir a la rosa naranja en la huella de tu corazón.

17 mayo, 2009

* Rosa naranja *

Aquí, para cuando llegues, sin tiempos, te dejo la flor más bella que espera reposando con la lozanía de los sueños más hermosos.
Los pétalos anaranjados son mis sonrisas cuando te vea,por fin.
Las hojas como el verde esperanza , me arropan en arrullo quedo hasta que llegue el día acordado, el justo y adecuado .
Las espinas no las tiene,porque el camino hacia mí es tan sencillo, como natural es la ternura.
Mi morada serán tus brazos, mi final es tu principio,cuando aparezcas.

08 mayo, 2009


* La huella *


Todos nacemos por decisión de alguien, permanecemos luchando, aprendiendo, errando y llenando de ilusiones, los vacíos que deja el fracaso, de tal modo y manera que el equilibrio se restablece y renacemos de nosotros mismos,con idéntica energía. Esta luz que emana en forma de amabilidad, ternura, amistad o amor, deja una huella difícil de borrar.
Imprime un sello único y el nombre de esa persona se hace majestuoso, para las personas que lo evocan. No son heroínas de novela, ni tienen curvas de escándalo, tan solo son especiales, para quienes las ven distintas al resto. Están siempre, a deshoras y porque sí, son leales, centinelas de corazón, amigas de lágrimas, compañeras de dudas, colegas de risas, son y están.. que no se van.
Tienen palabras dulces, gestos tiernos, actitudes sosegadas que, irremediablemente las hace únicas o al menos especiales y se las recuerda con agrado, cariño, amor, aunque se hayan ido, aunque no estén, en presencia.
Para dejar huella no hace falta ni siquiera ser importante , solo instalarse en la mente y QUEDARSE en el corazón, de quien acoge a ese ser, sin reservas y sin poder resistirse.

06 mayo, 2009

* Aquel que vino y se fué *


Cómo puedo hacer para arrastrarte hacia mi espacio?.
¿Cómo debo citarte para que vuelvas y te quedes?.
Te espero en el silencio de mis dudas, por si lo piensas.
Hasta que decidas que quieres, llegues y reposes.
Mientras, pasearé por nubes pintadas de azul y plata y por mares de tinieblas sin quererlo.
Me haré la dormida, a conciencia , con mis sueños bailaré y me iré sin haber logrado cómo hacer, para tu vuelta.
Rendida y sin las fuerzas de mis reclamos, hasta que vuelvas, mientras decidas.
Tengo mil cosas que contarte, de tantos colores, que el día se queda sin argumentos.
Tengo una sola palabra para convencerte, siquiera una melodía que inventarte, entre suspiro, silencio, susurro, y beso, parecida.
No tengo cómo encantarte, mi magia no manejo, de frente vengo y lejano siento que marchaste.
No pude, no supe, vine, dije, fui por tí, lo que supe, como tantas veces .paseaste por el aire de mi espera.
En tal sitio, donde las penas tornan en besos de aire y perfume de violetas, tendré mi morada, sin saber que, aquel que vino y se fué, nunca pudo ser sino una sombra en la ternura de un sueño.

04 de Mayo, 2009

*Anoche cuando dormía...*



¿O diríamos que aún no?.

Si fué en el momento plácido en el que, la almohada es tierna como una nube de algodón y los pensamientos asaltan, conformando una voz que dice y contesta al pronto y sientes que debiste levantarte y escribirlo.

Sabiendo que, en cuanto me deje vencer por el arrullo de la noche, todo se olvidará, que esos sueños se perderán sin remisión en el olvido.
Si le recordé, sin querer, sin poder, ni deber, si se coló en un sueño de lilas, conmigo, si paseamos sin rumbo fijo.
Si miré sus ojos, cuando él no lo sospechó siquiera, soñé bendita ilusión que él , el que viene y se va.
El que es noche a días, tarde, otras y quien no sabe, ni supo, ni sabrá que, en puro silencio le hablo, desde mis adentros, noche a noche, porque es él y porque quiero yo.

24 abril, 2009

16.11.10

* Mi cielo y mi alma *

19 de octubre de 2010

Juré, mil veces, no pensar en tí, pero no puedo apartarte de mí, ni borrarte de mi alma.

Fuiste pócima dulce, que envenenó lentamente el latir pausado de mi estío.
Te apoderaste de mi cuerpo y de mi espíritu, con tu presencia ante mis ojos, aquella mañana única.
No puedo, sino evocarte con la dulzura de tus besos en los míos, que duerme en mi callada memoria.
No sé que hiciste en mí, no puedo sino estremecerme, aún hoy al recordarlos, uno a uno.
Eres tú, solamente tú.
El que, con dulzura me subyuga, cuando vienes a mi espacio y me abrazas tiernamente.
El que intenta seguir mis pasos y quebrantos, desde tu mirada azul, serena.
Vestiría tu cuerpo por entero, de caricias inventadas para tí, ahora mismo, si pudiera.
Llenaría la geografía de tu cuerpo con besos, conectados uno a uno, dibujando tu suave piel, si estuvieras.
Sedaría tus susurros de gozo, recorriendo con mi dedos tu pecho alborotado.
Calmaría tu impaciencia, con un abrazo íntimo, enfrentando tu vientre con el mío.
Me perdería en tí cuantas veces quisieras, hasta resucitar unidos en el cénit del gozo sumo.
Te acogería en mi refugio secreto, que te espera desde siempre.
Te llevaría a un cielo de locura, aleteando apasionados, como sueño tantas veces.
Te amaría por entero, volando contigo, con alas de besos dulces y caricias de gloria.

Me juré a mí misma, muchas veces borrarte de mi memoria.
Pero amor, tú mi cielo y mi alma, ni puedo, ni quiero olvidarte.

* Árbol de amor *

Bajo un cielo azul intenso como la turquesa, las ramas del árbol que lo recorta, se cimbrean en suave vaivén, al compás de la brisa que se cuela entre sus hojas, aún verdes.
La llamada del otoño, reclama su entrega sin clemencia alguna, a la madre naturaleza.
Pronto, éste y otros árboles se desnudarán todos, tapizando en oro viejo, el pié que le dió asilo y alimento.
Sus mudas ramas, seguirán cobijando los gorriones mañaneros, sin ofrecer a su pesar el abrigo necesario, despojadas ya de su espesura.
Pareciera muerto, pero la vida recorre sus venas de copa a tierra, lentamente, preparándose para los nuevos brotes, cuando la naturaleza le dé permiso para ello.
Los corazones vacíos de amor, se parecen mucho.
Agonizan, casi mueren, pero una tenue luz yace somnolienta, en el centro suyo.
Aguantan todo y se recuperan despacio, por duros que sean los tiempos.
Brilla su amor como lucero inextingible, con esperanza e ilusiones, al abrigo de una promesa venidera.
Tintinea silente, como minúsculo retoño de un querer afortunado, por llegar a sus latidos tiernos.
Sabe de pasiones de mil matices, que duermen a la espera de besos dulces y abrazos entrelazados, como preludio del baile del amor, piel con piel.
Ama todo, pero de forma distinta y nueva.
Tiene miedo en sus principios, pero supera todo, con el estímulo de que sea el mejor, el único y viva para siempre.
Crecerá fuerte y valiente, como el árbol, al corazón le llama otro corazón y juntos de la mano, serán uno sólo.
El árbol del amor espera a que su corazón le despierte, como la primavera.

* Mis gorrioncillos *

El silencio de esta mañana apremia tiernamente, a tenues rayos de sol, colándose entre las deshilachadas nubes, que lo ocultan y mece mi despertar primero.
Mis gorriones sacudieron sus alitas hace rato, iniciando vuelo y destino debajo de mi ventana.
A saltitos en el suelo, buscan ávidos el pan que prefieren. Hay para todos, aunque el líder tome el mando y sacie su apetito, primero que nadie.
Los otros picotean a su alrededor, alguna migaja perdida, mirando de reojo, sin perder detalle alguno de sus movimentos altaneros.
Esperan pacientes a que levante el vuelo, el que manda por derecho.
Llevarán en sus picos alimento a sus nidos, en vuelo apresurado, pues sus frágiles polluelos aguardan gritando apetito y desconsuelo.
Van y vuelven alocados, con aleteos sinuosos, mientras quede pan y apetencia y ninguna paloma intrusa, los haga desaparecer, con su presencia inesperada.
Siguen piando, sí, con trino distinto ya.
Afinan sus gargantas al cielo, modulando compases y tempos enamorados.
Esponjan sus plumas suaves, embellecen su liviana estampa, agudizando su armonía, para la hembra silente, que se convence despacio.
Satisfechos y felices, cantan, en su vida placentera y libre, a mis ojos y a mi juicio.
Cuando saltan tan menudos ellos, de rama en rama, buscan el sitio adecuado y gorjean con delirio, en cortejo matutino a su hembra favorita.

Gorrioncillos de mis mañanas bellas, en las que te pienso, lo sabes bien.
Mañanas en las que te extraño y en las que me miras desde tus silencios, lo sé.
Mañanas en las que te quiero, todo, desde la primera contigo.

* Tú, sin tí *

Me han robado los silencios esta mañana plomiza y fría y los necesito.
Mis gorriones no cantan esta mañana, ni bajaron a picotear el pan húmedo, cerca de mi ventana, como acostumbran.
Están agazapados en el frondoso árbol, que los cobija, a la espera de que el estridente ruido que se adueñó de su costumbre, cese.
No huele a hierba fresca como otros días, sino a pintura y gasolina de motor, que envenena la fragancia sutil de las flores.
Un mamotreto elevador invade mi fachada y mis ventanas, con pitidos destemplados, cuando se mueve avisando a los viandantes.
El olor de la pintura, ácido y penetrante, molesta a mis letras y desagrada a mi alma.
El tono elevado de quienes acicalan, con blanco inmaculado la cara de mi morada, me arrancan sin querer de mis adentros, donde tengo todo.
Quiero pensar en tí, como cada mañana, pero no me dejan llevarte a un paisaje idílico, conmigo.
Tú, eres mi refugio, mi elegido, y te imagino en silencio, rodeado de melodías suaves que envuelven tus atardeceres de descanso, cuando vuelves a casa.
Te evoco, absorto en tus recuerdos, con un libro que reposa en tus manos, esperando que vuelvas a sus líneas, cuando las dejas por momentos.
Llamo a tu alma, desde mi silencio y me respondes siempre, con tu mirada tierna y tu voz relajada, sólo para mí.
Tú eres distinto a todos, como mis mañanas, cada día de un color de cielo, pero siempre el mismo paraíso .
A él te llevo conmigo y tú eres allí , cómplice conmigo.

No me dejan pensar en tí hoy, no, pero no lo logran.

15.11.10

* No quiero *

Sabes? No quiero irme y tampoco quedarme.
Y no quiero olvidarte, porque estás y eres tú.
No quiero volar cielos, pero la tierra duele.
Y No quiero quererte, mas no puedo engañarme.
Y No quiero extrañarte, pero te echo de menos.
Yo No quiero suspiros, que a docenas los tengo.

Y aunque No quiero lágrimas, las mías ruedan solas.
Y No quiero preguntas, porque sé la respuesta.
Y aunque No quiero noche, vivo perdida en ella.
Y aunque No tenga nada, sé que te tengo a tí.
Tu si Lo tienes todo, pues me tienes a mí.
No me condenes, nunca aunque me ves cobarde.
Y No me olvides nunca, yo a ti, no lo haría.

11.11.10

* Tus besos *


Vengo a buscarte y no estás, en el punto de encuento de un lugar que no existe, pero que es nuestro.
Espero paciente una señal tuya, en puro silencio, meditando las palabras que salían tímidas de tus labios, aquella noche.
Sonrío y trato de imaginarte, allá a lo lejos, haciéndome la señal convenida en nuestra cita.
Te veo venir hacia mí, con pasos decididos y falta tan poco para romper el espacio entre tú y yo, que me duele la agonía.
Estás ya conmigo y miras inquieto a mis pupilas, que brillan como nunca, embelesándose en las tuyas azabaches.
Un hilo de voz tuyo, repite mi nombre sin cesar, cuando me acoges en un abrazo nuevo y perfumado de tí mismo.
Tus manos nerviosas recorren mi espalda, sin saber donde descansar todavía.
Estás ya, viniste sí, por mí y ya tus manos toman mi cara suavemente y me rindo a tus besos .
Me besas, te beso y nos queremos, por fin.

5.11.10

* Ven conmigo *

Dame tu mano, en esta mañana plomiza y húmeda, que inunda las calles y los campos.
Déjate llevar un rato al sueño que te ofrezco y aparca las prisas, acalla todo y camina despacito.
Tengo un campo inmenso de lavandas, cimbreándose acompasadas al amor de una suave brisa, que las hace danzar como bailarinas de un vals majestuoso.
Aprieta mi mano y contempla ese cielo tan azul que pinto para tí, mientras la paz te invade y te abandonas, conmigo a su deleite.
Sonriamos juntos, cuando un pajarillo revolotea en el árbol que adorna el horizonte con su copa y nos ignora.
Respira hondo el aroma de la vida, empápate de madreselva, jazmín y esperanza.
No te asustes corazón, si poso un suave beso en tu mejilla cuando menos te lo esperas.
Y no me digas nada, sólo ven conmigo, el tiempo que dispongas.
Tengo muchos como éste, de colores delicados, con brisas, vientos, flores perfumadas, lluvia o sol brillante.
Todos contigo.
Dame tu tiempo y tus sonrisas, que lo demás ya lo inventaremos.

* ¿Cómo estás? *

¿Y tú, cómo estás?.
Yo vengo a pensarte como siempre, aunque no vengas a mis brazos, porque no te tengo.
¿Y tú, cómo estás?.
Yo sigo bien.
Volando en solitario sobre las penas que se alejan como gaviotas en el mar de mi pasado.
Tejiendo con primor mis sueños cada aurora nueva, mientras despido a mis dudas para siempre.
Con mis ratos dulces, saltando en el espejo al mundo de mis sueños, donde guardo mil besos y caricias, que no imaginas.
Musitando cuando despunta el tibio sol, mis "te quiero" al silencio, por si traspasan con su impacto la muralla que no alcanzo.
A diario, acicalo mi alma muy despacio entre suspiros, perfumándola con rosas y jazmines, mientras te evoco tiernamente.
Elijo siempre los azules si te extraño demasiado, porque las nubes negras murmuran que no es tiempo todavía y el paraíso de colores me exhorta a que te espere.
Pliego suaves baladas, como pañuelos de seda sobre mi alma, la que sólo tú conoces.
Decido cada mañana cómo contarte, un poema dulce y sereno para que tú te embargues, sin que tu mirada se nuble, cuando me buscas.
Sigo mirando mis amaneceres sola , como percibes, a la espera de la señal que tanto anhelo, con la serenidad de mi presente, sin el tuyo.
Camino firme por mis pasos, convencida de mi amor porque es sincero y sigue pleno en mis adentros.
Y me siento bien, cuando te hablo al alma, porque sólo tú me entiendes y sabes lo que sin palabras, o con todas, supiste siempre.

* Padre mío *

El sol acaramelado, aparece tenuemente en esta mañana cuando lo contemplo, recién levantada.
Es lejano como mi padre, que se fué sin despedirse de nadie, una mañana fría de Octubre.
Padre mío, no estás ya.
Déjame decirte que te quise mucho, cuando te preocupabas de que fuera una niña feliz, a tu manera.
Padre sólo hay uno, tú.
Me llamabas Reina, padre mío y te extraño todo.
Soy sangre de la tuya, que ya no corre por tus venas. Cerraste tus ojos y tu vida, roto por el cansancio y el hastío de tu enfermedad.
Padre, yo te quise y te fuiste sin protestas, en medio de tu delirio de niño, en el que te cobijaste.
Envejeciste deprisa, sin que yo me diera cuenta, te ví siempre como un héroe, con tu sabiduría.
Quiero decirte que, si yo alguna vez me porté mal y te hice padecer, desde el cielo me perdones.
Siempre te amé y te admiré, con tus ojos azules y la seriedad de tus facciones, porque no te enseñaron a reir, cuando eras niño como yo.
Me enseñaste tantas cosas de la vida, todas de tus libros, tantas horas de tí que, cada mañana, al sol le digo si está cerquita tuyo, te lleve mis palabras que no pude decirte en vida.
Que, te dé calor si tienes frío. Que, si tú me ves no me abandones, que me haces mucha falta.
Que fuiste grande, el mejor y mi referente principal, como persona.
Que lo que soy, lo soy por tí, que tuviste razón en todo.
Ahora lo sé, porque soy madre.
Padre de mi vida, abuelo de mis hijos, siéntate en mi rincón y a mi lado, cada mañana si estoy triste.
Acomódate en nuestra mesa, padre, a mediodía, cuando te recuerdo, con tus guisos y tus prisas de cocina.
Tómate a media tarde un café negro conmigo, cuando dan las seis, como antaño, en vaso largo y con dos terrones de azúcar, con el soniquete de la cuchara en el fondo del cristal.
Y cuando el día se me acaba, padre, dame un beso en la frente.
Dime adiós con la mano cuando duerma y te despida, cada noche.
Padre mío, no me dejes sola en las madrugadas de mi vida.
Vuelve a mí, cuando el sol se cuele por mi ventana, que si no estás tú, tengo frío en el alma.

Padre mío: Te quiero todo.

* Duele *

Una rosa se marchita en las calles, queriendo volar con las alas del ayer, a los brazos de su amor.
Sin saber si el amor es credo, si es sólo una ilusión, si lo merece o si sólo pasa delante de sus días, sin detenerse.
Con una única esperanza, que guarda en su mejor rincón, una promesa de un próximo café, en otro tiempo.
Retomar esa tierna mirada, que pudo haber sido un beso lleno de promesas, delicadas como mariposas aladas.
Recordar aquellos sueños que la rosa tejiera con primor de ilusiones , sin principios, ni finales, sólo par él.
Fué calor y fué frio, fueron todo en un instante y ahora es espera por su piel y por su alma.
Es pena por sus eternos silencios, que están lejos, con su angustia y sus manos solas.
Nos despedimos sin ser enamorados, sin dolores, sin vacios, sin saber ni que sí, ni qué no.
Duele el amor, duele la vida, la que se va y la que se queda.

Duele amar y duele amarte.

* La hora de la escuela *

El anuncio de que el verano, por fin, hace su equipaje, concede un respiro momentáneo a muchas personas anónimas, en hogares dispares.
Cada mañana ordenan aquí y allá, con brillo de espejos, coladas oliendo a flores, platos y ropas, donando sin queja su tiempo y fuerzas, mientras pasa la vida entre sus manos.
Murmullo de voces moduladas, dimes y diretes que cuentan y opinan en la radio de sus casas.
El pulso social o la música de moda, consejos, avisos y noticias que duelen, aunque no se padezcan.
Pan tierno, café recién hecho, cacao, azúcar, con el runrun de la cuchara , callan las voces y despierta el hambre,
Olor a libro nuevo, de tinta impresa, rememora tiempos de niño, en su rictus maduro.
Textura satinada de hojas lisas y nuevas, encierran un mundo de notables ideas.
Relatos y cuentos, números y letras, en operaciones extrañas y ajenas, que encuentran la solución, si bien se piensa.
Lugares de antaño, vidas ejemplares en la memoria de muchos, aunque los tiempos pasen, dejan modelo a tener bien en cuenta.
Horas de fresco, colores suaves tiñen ya, las nuevas mañanas otoñales, de colores dorados y verdes apagados , barajando en el cielo lluvias a destiempo, con días claros.
Mochilas escolares repletas de sueños y libros ordenados, llevan los hijos y nietos que no miran ya, desde la fila impuesta, cuando la sirena avisa.
Madres, padres y abuelos, besaron a sus amores, con la ilusión de que sean mucho en la vida, en el nuevo otoño, a la hora de la escuela.

* Buen día *

Buen día.
En este tiempo de cambios para quien decide tenerlos y para quien sólo mira como pasan, porque le gustan así.
El despertar que concede un tibio aviso en mi ventana, abierta de par en par, me rescata presuroso del descanso que necesitaban mi mente y mi cuerpo.
Las nubes plúmbeas dominan al azul, que reclama su derecho de ser único, dibujando formas caprichosas, mientras dan paso a unas nuevas, amerengadas, ante mi mirada curiosa.
Sentir el fresco en mi cara, cuando reposo los brazos en la baranda de mi balcón, reconforta y anima para tomar partido, en la jornada recién estrenada, invitándome a probar bocado con sus horas.
Comenzar este día que me llama, sin querer parecer lo que no soy, cuando elijo las letras y les imprimo sentimiento. Que se transformen en algo que me agrade, para quien apetezca meditarlas, tomarlas u olvidarlas.
Apesadumbrada a veces, por semejar una aflicción que no existe en mí, al reflejar una ocurrencia exacta cuando la inventé con mis musas, según decido.
La lluvia tiene parte de culpa en mis pinceladas nostálgicas y escuchar su credo es convincente, pero no me invita , ni me arrastra a su abrazo de suspiros y lamentos, por más que me seduzca.
Cada jornada es única e irrepetible, como el abanico de azules, rosas con naranja y luces, que me asombran cuando me embobo mirando al cielo, fiel a la cita con ella, en mi despertar.
Es cálido manto que me arropa con ternura infinita y contempla sereno mi paso firme por la vida, de frente y sin miedo.
Soy muchas, todas ellas o algunas, depende del color de la mirada.
Sueño, relato, regalo, adorno o silencio mis letras.
Mi corazón es uno, vivo, sereno y leal a mis afectos, que son muchos y entrañables.
Late sano, con el juicio y los dones de la vida. Lloren las nubes... o no.

* Nostalgia *

Quise sonreir hoy, pero el día no acompañaba con sus muecas en el cielo.
Es tarde lluviosa, que insiste tenazmente en mis suspiros, secundados tan sólo por los pensamientos que se alojan en mis pulsos y se queda conmigo.
Mi tiempo se extingue lentamente, como las últimas luces rosáceas en el horizonte cuando miro al infinito, entre las gotas transparentes que lo rasgan sin consuelo.
Más de tanta ausencia, toda ella, sin saber nada desde aquel día, que enmudeció de repente todo.
Ventana abierta, espera obligada, silencio eterno, es lo que se impone, rompiendo mi propósito de la calma necesaria.
Nostalgia, cuando las farolas anuncian su presencia con la luz que mata las sombras, tiñendo de claroscuros el derredor luctuoso.
Anhelo conformado y que las horas aligeren su vuelo de águila real, planeando en el devenir de la incertidumbre del destino.
Quise sonreir con tu sonrisa en mis pupilas, pero no estabas.

No viniste.

* Mi callada memoria *

¿Qué me queda de tí?.

Apenas nada más que un recuerdo dulce y una voz impresa en mi memoria, como homenaje a tu tiempo conmigo, en días que no volverán.
Tu camino fuíste trazando con mimo y sueños de mil colores, con la maestría de tu acierto y mucho, mucho esfuerzo.
Fué regado por lágrimas amargas, que dieron un giro importante en tu alma, haciéndote más intimista y reservado en tu soledad elegida, como homenaje a tus afectos más amados.
Aún, de tarde en tarde, evoco aquellas imágenes de tu sonrisa incompleta, fiel reflejo de la serenidad de tu alma, impregnada en un dolor que sólo sabes tú lo que duele.
Algunas más, pienso en si tus ojos siguen brillando de aquella forma, cuando miras un momento un reloj de pared cualquiera.
Otras, distintas a las anteriores, te evoco leyendo, como siempre hacías, abstrayéndote del mundo en la historia elegida por tu interés y tu tiempo de descanso.
Unas pocas más, pienso en las melodías que adorabas, permitiéndoles que inundaran dulcemente el ambiente de tu hogar, entre violines y pianos acompasados, sentado en tu sillón favorito de piel oscura, con los ojos entornados.
Parece que aún te veo, trajinar por la cocina, con vapores deliciosos y platos de porcelana blanca. Te gustaba tanto agasajar a tus amigos, que todo te parecía poco, cuando celebrábais cualquier cosa, incluso nada.
Echo de menos, mucho, las rosas de tu jardín, lozanas y de mil colores.

Siempre me hablabas de sus perfumes tan delicados, de los matices distintos entre unas y otras, según fuera el día y el sol, con su cielo aturquesado o su capota plomiza, cuando se estremecían entre tus dedos, recién cortadas.
Y te pienso en esta mañana soleada, mientras un rayo de sol se cuela entre mis recuerdos y se adormece en el papel satinado en el que te escribo, sin pedir respuesta de tu parte.
Porque cuando miro al cielo, es tan azul como lo fué tu franca mirada, en mis días contigo.

Mi callada memoria tendrá siempre un lugar muy especial para tí, con tus rosas frescas y mi cielo en azules, aunque nunca lo sepas.

* Todavía *

El sol se ha escondido, al salir , detrás de las nubes y no tiñe la mañana, de los oros dispares que tanto me gustan, cuando los busco.
Tan sólo le presta la luz al día, como desganado por el cansancio de lo cotidiano, con grises azulados, en la distancia del cielo que contemplo.
El silencio se rompe levemente con un trino lejano e insistente, en respuesta viva a otros de matices similares, posiblemente en busca del sustento necesario.
Avisando que es tiempo de andar, volar o simplemente cantar, en cortejo y de rama en rama, adivino a mis gorriones mañaneros.
Una tímida lluvia, gota a gota humedece el suelo, reseco por el estío, negándose a ceder el sitio, al otoño tibio que tanto anhelo.
Gotas que recortan los balcones, dan un suspiro a la tierra que clama agua y frescura.
Etapas nuevas y recuerdos viejos , que se van lentamente, con las amargas sensaciones con que impregnaron mi encanto de antaño.
Emociones por nacer aún, sin tiempo ni espacio, con la levedad del día, que me habla con sus silencios, ahora.
Personas queridas, se fueron de mi vida en silencio, con el regusto acibarado del adiós sin despedida, vuelven a mi memoria muchas mañanas, como la de ahora.
Y no recibo señal alguna de respuesta a su sigilo, aún en este instante, después de tanto tiempo, que sigue discurriendo, con las gotas insistentes, en el pavimento empapado por completo.
Los silencios quebrantan el alma, en estos días salpicados por la añoranza, tratando de encontrar una réplica inexistente.
Llueve plácidamente aún, mientras guardo mis recuerdos, ordenados por afectos, con la paz que los sustenta en mi alma amiga.

Permanece el consuelo del regreso, todavía, en aquel rincón preferido, con la certeza de lo que no fué y pudo haber sido.