15.9.11

* Adolescente *


Hoy estoy muy nerviosa, tengo un nudo en el estómago y me he levantado más pronto que ningún día.
Por un lado me apetece que el verano se acabe, estoy harta de no tener que hacer nada, pero por otro no sé qué me espera dentro de unas horas.
No hago más que dar vueltas a la cabeza, hoy no me concentro leyendo el último libro que he cogido de la biblioteca municipal.
No es lo que esperaba, parece que ni la tapa, algo descuidada por cierto, me anima a leer con la avidez de otras historias, días y semanas atrás.
No soy capaz de estar sentada, relajada y dejarme llevar por la propuesta de Enyd Blyton- Los Cinco en la caravana. Es un rollo.
Mi cabeza está inquieta, ando dudosa en la elección de la ropa más oportuna para este día.
Quiero sentirme guapa y todo lo que hay en el armario no es exactamente lo que yo pensaba, el día que lo elegí y mucho menos para dar buena impresión en el instituto.
Quiero entrar por derecho, sin mirar al suelo como siempre, aún no sé manejarme y no soy muy sociable que digamos.
He de afanarme desde ahora mismo en estar perfecta para enfrentarme al juicio de mis compañeros, que por otra parte me preocupa hasta cierto punto, tampoco tengo lazos de amistad profunda con casi nadie.
Me cuesta mucho relacionarme con la gente soy algo introvertida, pero me esfuerzo en cambiar poco a poco.
Aunque de pequeña hice lo que me venía en gana, creyendo que estaba bien, nadie me recriminaba, ni me corregía nada y un día, hace tiempo  mi vida dió un giro inesperado.
No quiero recordar el pasado, no me hace bien, me pongo triste, pero olvidarlo tampoco.
Ahora estoy conociendo el valor de la amistad, que incluye un buen aspecto físico, una actitud positiva  y entender que lo que nos preocupa a los adolescentes, no es lo que aconsejan los  aburridos adultos.
Mi madre ultimamente me da la murga con sus sermones interminables y aunque me cuenta sus experiencias y el valor de una buena amiga, yo iré a mi ritmo y no al suyo.
Le haré caso, al final suele tener razón, aunque no se la dé e iré preparándome para la hora en que realmente mi verano se acaba.
En cierto modo tengo ganas y algo de miedo de empezar un nuevo curso,  del anterior salí bien, aunque cuando vi "las notas" lloré de alegría, no las tenía todas conmigo y el fantasma de las matemáticas pendía sobre mi cabeza.
Quise " no hacer nada " en todo el verano,  tenía derecho, había aprobado todo.
Miré mil veces la hoja de mis tres evaluaciones, hasta que me convencí de que no soñaba y que no tendría malas caras en casa.
Era libre por un par de meses de los libros que no me interesan y los dejé metidos en la mochila sin más, en un rincón de mi habitación.
Me acabó resultando muy aburrido el dejar pasar las horas así como así, los primeros días de vacaciones, así que he claudiqué en mi resistencia al placer de la lectura y fui leyendo libros aconsejados para mi edad, unos más aburridos y otros interesantes.
Son las once de la mañana y dentro de una hora es el principio de un nuevo curso.
He de arreglarme, perfumarme y espero sentarme junto a mi mejor amiga.
Dicen que hay un chico nuevo este curso y tengo curiosidad por saber quien es y si me mirará con una sonrisa, si le gustará Justin Bieber tanto como a mí.
Estoy más nerviosa que antes y me resisto a mirar el reloj  que no para de lanzar segundos y restar minutos.
Tengo una hora escasa para ponerme ideal de la muerte, seguro que cuando localice mi aula, en el último piso, ya lo sé, estaré por fin tranquila.

Hoy comienzan las clases y soy una adolescente.








5 comentarios:

  1. Solo son los nervios del primer día.

    Has conseguido plasmar a la perfección las sensaciones que todos hemos tenido de jóvenes.

    Un abrazo

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  2. Hace tanto tiempo... parece el principio de Star Wars, pero es así, recuerdo la cabeza llena de bellos ideales, eso es lo mejor, muchos nervios con los estudios y mucha gente maravillosa a mi alrededor, lástima que las circunstancias de la vida nos separase, me gusta recordar aquellos tiempos.
    Un beso

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  3. La adolescencia es una época maravillosa de transformación fisica y crecimiento personal intelectual, pero tambien es una vivencia agobiante para la niña o niño que se está transformando en adulto sin comprender del todo lo que le ocurre por dentro y por fuera.
    Intercalan momentos de euforia y de melancolía, llanto incomprensible y alegría inexplicable;Desarrollan una afición excesiva a la música -¡todo el día con los auriculares!-. Un granito de acné o un pelillo en el bigote se transforman en toda una tragedia griega.
    Además, desde el punto de vista físico, como cada uno va a su ritmo, se comparan y averguenzan si los compañeros son ya mas altos o las amigas tiene mas formas femeninas.
    Cambian los gustos, las aficiones y sobre todo el humor (100 veces al día).
    Necesitan nuestra ayuda un poco adistancia (No quieren que les controlen) con mucho tacto y diplomacia, porque son muy vulnerables y necesitan nuestro apoya -aunque no lo reconocerán nunca-.
    Enfín, como decían nuestros mayores "Son cosas de la edad" y es una edad ya lejana a la que nos gustaría volver. ¿No es cierto?
    Saludos.
    Salvador

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  4. Has logrado que me reconozca en tus palabras cuando, hace mucho tiempo, empezaba el curso de nuevo y miles de mariposas volaban en mi estómago.

    Preioso, Inés.

    Besos grandes.

    Lucía.

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  5. Que terrible época, que poca importancia le solemos dar los mayores.Es esa época que no se es niño, no se es "mayor". Nuestro cuerpo experimenta cambios sensaciones nuevas. Y ello no deja de desconcertar,se ven desplazados,se hacen rebeldes, son incomprendidos, de una manera se sienten solos sin apoyos sin referencias pues su mundo cambia de una manera vertiginosa y viven la vida a borbotones, solo piensan en que la vida se les escapa,no quieren fronteras,normas,ataduras. Entonces es cuando se ve si la formación que se les has dado en casa es la correcta ahi se ve si los valores que hemos querido darles han enraizado o no. Si ha sido así son recuperables y si no han fructificado entonces hay que saber usar nuestros valores y nuestra mano izquierda para soportar los avatares que se nos vienen encima. Aún así es una edad maravillosa ya que es la edad de nuestros amores,de nuevas amistades de ver la belleza de la vida en toda su plenitud. Ojalá la volviera a pasar, cometería los mismos errores pues no me han ido tan mal

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