5.5.11

* Mediodía * ( 19 )

Celia tenía su trabajo relativamente cerca de su casa y aunque hacía frío, solía ir andando, así despejaba su cabeza, una vez que ponía fin a su jornada laboral.
Íba bien abrigada, debido a los rigores del invierno y estaba deseando de llegar a casa, ver a su hijita, tal vez durmiendo ya.
Comería algo ligero y mientras, su madre le contaría cómo habían pasado la mañana las dos.
Su hija Celia, era su más paciente contertulia, para escuchar lo referido su mejoría, día por día, sin dejar uno por comentar.

Estaba llegando a su portal y como de costumbre, Celia introdujo su mano en el bolso, para sacar su llavero, y entrar  al vestíbulo sin pulsar el timbre comunitario, por si Ana estaba dormidita.
Tomás la vió llegar por fin, desde el ventanal de la cafetería, donde llevaba esperándola mucho tiempo.
Un alborozo tierno y dulce oprimió su pecho y la necesidad de correr donde estaba ella y abrazarla,  le paralizó en el asiento, por un momento.
Respiró hondo, muy hondo, sin perder un sólo segundo,se levantó de la silla, sin perderla de vista, sacó su portamonedas y dejó unas monedas en el platillo.
Salió de la cafetería y le gritó desde la otra acera: ¡¡Celia, Celia!!.
Sorteó los coches que circulaban por la calle, sin sopesar que podían atropellarle.
No le importaba nada más que llegar a su lado y corría feliz a su encuentro.
Celia escuchó su nombre y miró a su alrededor muy extrañada. Aquella voz le resultaba familiar, pero no la relacionaba con nadie y trató de localizar el origen de donde venía.  Le llegaba de la acera de enfrente y le hacia señas con el brazo.
El corazón de Celia  comenzó a latir tan deprisa que parecía que íba a estallar, al reconocer que era Tomás,  su amor anhelado, quien la llamaba.
Se paró en seco y se puso las manos en la cara y rompió a llorar nerviosamente, como una niña pequeña.
Miles de sensaciónes en su interior, se transformaron en un gimoteo nervioso.
Él estaba ya casi a su lado. Jamás pudo imaginar que él, Tomás, estuviera allí, frente a ella.
Él, no preguntó si podía abrazarla, ni siquiera lo pensó, sólo la contempló un instante con sus ojos de cielo, llenos de emoción sostenida y se fundió en un  intenso abrazo con Celia.

Continuará...


4 comentarios:

  1. Ay qué tierno, me tienes enganchadita del todo.

    Besos

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  2. Me he leido de tiron los 18 capitulos .
    ¿Pero nena de donde sacas tu tan bonita imaginaciòn ?.
    Me gusta mucho , me he quedado como Maria enganchadita enganchadita .
    Inigualable.
    Besos

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  3. ¿Dije18? no..no 19 y espero impaciente màs

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  4. Bien, ESPERAREMOS, maña mas. besos

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