30.8.11

* Soledad *





Entre líneas se sabe más de la desnudez del alma que de una voz  emocionada, que cuenta sin reservas todo lo que alumbra y muerde su existencia, al compás de una cucharilla que da vueltas  y endulza un minúsculo café.
En esta mañana que olvida el color rosa de su principio, he reunido los detalles inconexos de tu pesada soledad, esa de la que huyes porque te puede y te agota.
La misma que olvidabas delante de mil sonrisas, otras noches que ya murieron. 
La eliges a ella y te fundes en su abrazo silencioso,  tardes y noches juntas, aunque alguna vez despiertes de tu sueño de verano.
Decides y buscas su regazo, al amor de tus miedos, pertrechada con la mochila de lo bien hecho.
Vuelves a irte porque es lo que resuelves,  lo que conviene y  no escuchas lo que te implora el alma.
Huyes siempre, porque temes paladear la dulzura que la vida te ofrece y prefieres morir por dentro, que  probar suerte y vencer los contratiempos que aún no existen .
Te rindes sin comenzar una batalla que ni siquiera conoces.
Guardas silencio, siempre silencio y esperas a ser rescatada pero ¿de qué?.
Las respuestas a la zozobra de tu alma, la tienes en el mar de tu existencia.
Sólo soy tu amiga y espero con paciencia a que vuelvas herida de tus tormentas interiores.
No soy sino tu bálsamo y el cobijo leal sin intereses, cuando te acercas de nuevo y casi desnudas tu alma.

Cuando te vas, tu soledad me dejas y se me hace eterna, como la vida.



6 comentarios:

  1. Dulce llamada de atención. Cada persona es muy dueña de vivir su vida como escoja, eso es cierto, pero, a mi entender, si no te arriesgas no vives sino entre unos algodones que, si bien te pueden proteger de un hipotético daño, tampoco
    deja pasar las mieles de lo que puede ser un momento o una vida de felicidad.

    Besos

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  2. Muy bellas lineas, Inés, pero eso de que alguien utilice a alguien sólo como balsamo de remedio hasta la siguente tormenta, no es bueno. Traspasar soledad, tampoco
    Saludos blogueros

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  3. Excelente reflexión.
    Afortunado aquel que, solo, con las velas rotas y el alma destrozada -como la barquilla de Alberti- puede llegar al buen puerto, remanso de paz de tu amistad.
    Saludos.
    Salvador

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  4. Terrible palabra y sensación.A cual de las dos más descarnada.Soledad es no tener a nadie con quien compartir tus anhelos,sus sonrisas.Soledad es encontrarte con tu alma y verla vacía hueca,buscar en tus adentros y no tener nada a lo que aferrarte es mirar al horizonte y no ver nada,salvo una bruma que te envuelve y te ahoga,es angustioso vivir así día trás día.Es muy duro para la persona no tener al lado a alguien con la que compartir alegrías y sinsabores,no encontrar esa mirada cómplice que la alivie,la que en un momento determinado su sonrisa mitigue su angustia.Por ello pienso que la peor soledad es aquella que se pasa en compañia,el que teniéndolo todo,no vé a nadie a su alrededor,el que rodeado de gente tiende y pierde su mirada en cada rincón de su alma

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  5. 1ª parte:
    Ummmm !....La soledad !. Cuánto se ha escrito sobre ella y dudo que existan en la mar océana calamares suficientes que proporcionen la tinta necesaria para describirla. Para mi personalmente, es la más fiel de las amantes. Aquella que sin siquiera pronunciar su nombre acude a nuestro encuentro. Quien sin ser amado ni querido recoge lo que otra persona ha dejado por restos de nosotros. La que en silencio, apenas murmullos oye bisbisear a otra boca, se escabulle deslizándose como niño por tobogán sin dejar apenas que sus pies rozen el suelo. En silencio.

    No será su ausencia lo que echemos en falta en tanto la risa nos invada o el interás se enseñoree de nuestras palabras. Así es, ninguneada por algunos, ignorada por más, pero compañera fiel en las ausencias del deseo.
    Evocando su nombre sirve como pretexto para rebasar muros, altos o fácilmente accesibles. Es excusa bastante para inquirir sibilinamente acerca de otras vidas que son extrañas, usándolo como imán de sensibilidades ajenas.
    Es una y es otra y son todas, las soledades.
    Y es también quien justifica ahogos, penas y desvaríos cuando aquella que repondía a otro nombre, bautizada como Soledad se queda en su marcha. Y nuestros restos nunca son sus victorias, sino su compañía. Nuestras penas, la voz que anhela sus consuelos. Y nuestros llantos no causarán jamás sus risas.
    Solo la soledad suma vacíos donde restos quedan de las ausencias hipotecadas. Es llanto, llamada y es esperpento cuando nos convertimos en guiñapos de juguetes de Reyes de niños adultos.
    Y hay quienes, en más de una ocasión, acostumbran a emplearla de esposas para un ser que fue amado y que remata secuestrado por sentimientos ya caducados. Arrojemos lejos de nuestro alcance el aherrojamiento, sólo así nos hallaremos más cerca de nosotros mismos. Y empezaremos a ser, por fin, lo que los demás esperan.

    Soledad, mi soledad, eres el bálsamo que convierte mis heridas en cicatrices, el ungüento para mis lamentos. A veces solo recuerdos, otras vacío lleno de ausencias. Pero siempre a mi vera, en los abandonos o en las propias huidas teñidas de cobardía, te hallaré nuevamente sentada en la piedra que hace orilla de mi camino.

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  6. 2ª parte.
    Tu conversación preñada de silencios será la voz que más necesite. Caminaremos juntos hasta que la sed me lleve a abandonar la senda que tengo por vida. Me inclinaré en la fuente y con la ayuda de las palmas de mis manos me refrescaré. Beberé no agua, sino olvido. Y donde solo gratitud debo, infidelidad dejo de poso. Seguiremos rutas distintas que, con toda probabilidad, nos volverán a aunar. Y serás entonces ungüento nuevamente, unción de telarañas de unas heridas a las que solo yo expuse mi cuerpo.
    Soporte de lágrimas y amparo de adversidades una vez más. Serás ausencia y también presencia. Lo llenarás todo cuando por nada me tenga , siempre tu. Desamparo que desespera, nostalgia, tristeza que abate. En todos los labios oigo tu nombre cuando la sonrisa huérfanos los desampara, pero solo a mi voz acudes.
    Murria serás incluso. Pena de causa alevosa. Decaimiento sin justificación aparente o de silencios redimidos.
    Serás también el rostro que verán mis ojos, una vez se difumine la bocanada de humo que la rubia oxigenada expela en mi cara, llevándose el salvavidas desinflado de mis 30 euros, que me salvaron del naufragio abandonándome nuevamente a la deriva en el agua.

    Ni en la adversidad debemos perder el optimismo, sabiendo que nunca vamos a estar solos sino que nos va a acompañar nuestra soledad. Pero aunque es un buen sitio para encontrarse uno mismo, no es aconsejable quedarse mucho tiempo.

    Un abrazo alegre Inés.

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