5.11.10

* Todavía *

El sol se ha escondido, al salir , detrás de las nubes y no tiñe la mañana, de los oros dispares que tanto me gustan, cuando los busco.
Tan sólo le presta la luz al día, como desganado por el cansancio de lo cotidiano, con grises azulados, en la distancia del cielo que contemplo.
El silencio se rompe levemente con un trino lejano e insistente, en respuesta viva a otros de matices similares, posiblemente en busca del sustento necesario.
Avisando que es tiempo de andar, volar o simplemente cantar, en cortejo y de rama en rama, adivino a mis gorriones mañaneros.
Una tímida lluvia, gota a gota humedece el suelo, reseco por el estío, negándose a ceder el sitio, al otoño tibio que tanto anhelo.
Gotas que recortan los balcones, dan un suspiro a la tierra que clama agua y frescura.
Etapas nuevas y recuerdos viejos , que se van lentamente, con las amargas sensaciones con que impregnaron mi encanto de antaño.
Emociones por nacer aún, sin tiempo ni espacio, con la levedad del día, que me habla con sus silencios, ahora.
Personas queridas, se fueron de mi vida en silencio, con el regusto acibarado del adiós sin despedida, vuelven a mi memoria muchas mañanas, como la de ahora.
Y no recibo señal alguna de respuesta a su sigilo, aún en este instante, después de tanto tiempo, que sigue discurriendo, con las gotas insistentes, en el pavimento empapado por completo.
Los silencios quebrantan el alma, en estos días salpicados por la añoranza, tratando de encontrar una réplica inexistente.
Llueve plácidamente aún, mientras guardo mis recuerdos, ordenados por afectos, con la paz que los sustenta en mi alma amiga.

Permanece el consuelo del regreso, todavía, en aquel rincón preferido, con la certeza de lo que no fué y pudo haber sido.

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