5.11.10

* Buen día *

Buen día.
En este tiempo de cambios para quien decide tenerlos y para quien sólo mira como pasan, porque le gustan así.
El despertar que concede un tibio aviso en mi ventana, abierta de par en par, me rescata presuroso del descanso que necesitaban mi mente y mi cuerpo.
Las nubes plúmbeas dominan al azul, que reclama su derecho de ser único, dibujando formas caprichosas, mientras dan paso a unas nuevas, amerengadas, ante mi mirada curiosa.
Sentir el fresco en mi cara, cuando reposo los brazos en la baranda de mi balcón, reconforta y anima para tomar partido, en la jornada recién estrenada, invitándome a probar bocado con sus horas.
Comenzar este día que me llama, sin querer parecer lo que no soy, cuando elijo las letras y les imprimo sentimiento. Que se transformen en algo que me agrade, para quien apetezca meditarlas, tomarlas u olvidarlas.
Apesadumbrada a veces, por semejar una aflicción que no existe en mí, al reflejar una ocurrencia exacta cuando la inventé con mis musas, según decido.
La lluvia tiene parte de culpa en mis pinceladas nostálgicas y escuchar su credo es convincente, pero no me invita , ni me arrastra a su abrazo de suspiros y lamentos, por más que me seduzca.
Cada jornada es única e irrepetible, como el abanico de azules, rosas con naranja y luces, que me asombran cuando me embobo mirando al cielo, fiel a la cita con ella, en mi despertar.
Es cálido manto que me arropa con ternura infinita y contempla sereno mi paso firme por la vida, de frente y sin miedo.
Soy muchas, todas ellas o algunas, depende del color de la mirada.
Sueño, relato, regalo, adorno o silencio mis letras.
Mi corazón es uno, vivo, sereno y leal a mis afectos, que son muchos y entrañables.
Late sano, con el juicio y los dones de la vida. Lloren las nubes... o no.

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