5.11.10

* Padre mío *

El sol acaramelado, aparece tenuemente en esta mañana cuando lo contemplo, recién levantada.
Es lejano como mi padre, que se fué sin despedirse de nadie, una mañana fría de Octubre.
Padre mío, no estás ya.
Déjame decirte que te quise mucho, cuando te preocupabas de que fuera una niña feliz, a tu manera.
Padre sólo hay uno, tú.
Me llamabas Reina, padre mío y te extraño todo.
Soy sangre de la tuya, que ya no corre por tus venas. Cerraste tus ojos y tu vida, roto por el cansancio y el hastío de tu enfermedad.
Padre, yo te quise y te fuiste sin protestas, en medio de tu delirio de niño, en el que te cobijaste.
Envejeciste deprisa, sin que yo me diera cuenta, te ví siempre como un héroe, con tu sabiduría.
Quiero decirte que, si yo alguna vez me porté mal y te hice padecer, desde el cielo me perdones.
Siempre te amé y te admiré, con tus ojos azules y la seriedad de tus facciones, porque no te enseñaron a reir, cuando eras niño como yo.
Me enseñaste tantas cosas de la vida, todas de tus libros, tantas horas de tí que, cada mañana, al sol le digo si está cerquita tuyo, te lleve mis palabras que no pude decirte en vida.
Que, te dé calor si tienes frío. Que, si tú me ves no me abandones, que me haces mucha falta.
Que fuiste grande, el mejor y mi referente principal, como persona.
Que lo que soy, lo soy por tí, que tuviste razón en todo.
Ahora lo sé, porque soy madre.
Padre de mi vida, abuelo de mis hijos, siéntate en mi rincón y a mi lado, cada mañana si estoy triste.
Acomódate en nuestra mesa, padre, a mediodía, cuando te recuerdo, con tus guisos y tus prisas de cocina.
Tómate a media tarde un café negro conmigo, cuando dan las seis, como antaño, en vaso largo y con dos terrones de azúcar, con el soniquete de la cuchara en el fondo del cristal.
Y cuando el día se me acaba, padre, dame un beso en la frente.
Dime adiós con la mano cuando duerma y te despida, cada noche.
Padre mío, no me dejes sola en las madrugadas de mi vida.
Vuelve a mí, cuando el sol se cuele por mi ventana, que si no estás tú, tengo frío en el alma.

Padre mío: Te quiero todo.

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