27.3.11

* Mi sueño *

Lentamente el día se extingue, desgranando primoroso sus últimos instantes y se transforma en  lánguida  noche, al amor de mis silencios.
Las sombras se reordenan dócilmente, tras las estrellas que tintinean jubilosas, salpicando el cielo.
Y vuelvo a pensar en ti, en aquella  sonrisa que no supe descifrar.
Rememoro de nuevo tu mirada perdida en la nada y tu mano diciéndome adiós, cuando te alejabas para siempre.
Cuento una a una las caricias que no te entregué, que esperaban el milagro de tu amor.
Pensé en pintar de muchos colores tu cielo y tu mundo y no lo hice.
Quise sitiar tu razón con mi mirada, pero no encontré mi primer paso con el tuyo.
Planeé embaucarte con mis besos sabios y acurrucarte en mi regazo, con mis susurros quedos, pero se rindieron cobardemente a mi sigilo.
Solicité al crepúsculo enmudecido, tu presencia indiscutible en mi universo verdadero, una y mil veces. Intenté convencerte a mi manera, en mis sueños de mujer enamorada.
Inventé en mi delirio mil caricias en tu piel, la recorrí con las yemas de mis dedos y puse rumbo a tu locura.
Quise saborear la miel de tu certeza en mi agonía y conquistar el reino de tus besos.
Ser tu reina esta noche y todas ellas, pero sólo eres mi sueño, sólo eso.





3 comentarios:

  1. Yo no sé si esto te lo había leído o es que nos conocemos tan bien que, aunque me hubiesen dicho que lo había escrito otra persona, yo, sin dudarlo, te lo hubiera adjudicado a tí.

    Es, dentro de todos tus estilos y facetas, de lo que más me gusta.

    Besos, guapa.

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  2. Ummmm! ¡Qué quieres que te diga!
    Acabo de desollar las sábanas de mi piel, estiré hasta el infinito y más allá mi entumecido cuerpo a la par que he abierto mi boca como si un estomatólogo hurgase en el fondo, entre las muelas postreras, el adn de un raro antepasado mamut y mientras revuelvo el café con el azúcar añadido, me doy cuenta que lo que tengo, esta mañana, para mojar, a modo de magdalena, es tu sueño.
    Vuelan mis ojos por encima de tus frases, como si se deslizasen haciendo esquí acuático y se me va la mente en pos de una reflexión propiamente mía, autóctona vamos.
    Mis pensamientos son más táctiles, fácilmente aprehensibles y tienden a manifestarse cuando me acodo en la barra del bar, tomando una caña.
    Mis pupilas suelen volar cual macaones sin misión predeterminada, mientras me tomo las últimas olivas que Aurelio me ha colocado delante.
    Y cuando una rubia entra por la puerta y se dirige hasta una de las mesas libres, mis ojos deciden tomarse un respiro, un merecido y reparador descanso en las nalgas de la chica, mientras no alcanza la silla a la que se dirige.
    La rubia ha cogido el periódico, lo ha abierto por la primera página y deja que su infusión tome un reparador baño de aguas termales, mientras no alcanza la temperatura óptima para que ella la sorba delicadamente, casi sin querer.
    Creo que ha llegado el momento de beber el último trago de mi caña, mientras dejo que el palillo destile, despacio, media hora más, el sabor de la salmuera en mi boca.
    Deposito los dos euros en el mostrador y decido que ya no pienso más y que me voy a tomar el aire fresco, mientras le busco una nueva misión a mis cazas oculares.
    Nada más poner el pie en la puerta no puedo reprimir que mi voz salga del interior de mi cuerpo, como poseída por una fuerza centrípeta y exclamo al paso de una gachí : morenaaa, que suerte tenemos los cerdos que tenemos delante semejantes jamones ibéricos como muestrario¡¡¡¡¡.

    Tu sueño, te lo leo.

    Saludos desperezadores.

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  3. Ines, hermoso don el que posees para escribir estos textos que en verdad me encantan. No se como lleguè a tu blog, pero te admiro y disfruto visitarte. Desde Perú te envío un beso y mis felicitaciones por tan exquisita sensibilidad.

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