26.10.10

* Dama de chat *


Un sábado cualquiera, sin tener en cuenta el almanaque, con el aburrimiento por montera.
Con la decisión de un soplo de aire fresco, decidió la dama navegar, sin velero, sin sombrilla de playa, ni razones.

Apareció de repente ante cientos de ojos, que escudriñaban su torpeza femenina, decidiendo lo elegante, ante lo vulgar, tomando lo cortés y deshechando lo supuesto.

Para amenizar, como solía, eligió sus canciones, todas del amor que nunca tuvo. Amores eternos, con luna llena sobre la playa, en el ocaso de su día.
Violines dolientes adormeciendo las penas de su corazón marchito.
Traveseras juveniles taladraban las pocas ilusiones, que apretaban contra su pecho de mujer.
"Si tu te atreves", - escuchaba.
El paraíso estaba ahí mismo, justo delante de sus ojos tristes, paseando lentamente el devenir de un amor mágico, recien nacido para ella, la princesa más bella.
Y su corazón floreció de nuevo, o por vez primera en realidad, ante sus ojos absortos, galopando estremecido.
La noche fué tan hermosa como jamás pensara.
Él invadió sus sentidos, poco a poco, de una forma inusitada, sin permisos, ni razones, dijo que la quería y que, como nadie, había sido capaz de enamorarle.
Derramó su alma, su vida, sus sueños en pos del caballero, que le había robado el corazón, sin su permiso.
Le amó a escondidas, despacio y con la prisa de la vida por vivir y dijo sí ante sus ojos.
Pudo ser y fué la más dulce y la más perdida, entre los suspiros de las noches de confidencias y te quieros.
Amó hasta la locura y quiso darle forma, color y paisaje a ese amor de caramelo.
Ser la princesa en sus brazos de aire era tan fácil, como la vida que, coqueta mostraba una melodía: -"Dios como te amo".
Amó largo tiempo, desde su atalaya, sin verle si quiera una vez.
Desde el horizonte de sus penas, con el anhelo roto en mil pedazos de suspiros quedos, nada tuvo, en realidad.
Y dijo adiós con un beso de colores, al amor de sus amores, para siempre.

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